Pues sí. Siempre que facturo equipaje (aparte de luchar contra los kilos que me deja cada compañía, que ya me lo sé de memoria: Ryanair, 15, Easyjet, 20, KLM, 23, Iberia, 25...) vuelo tan contenta con mi bolsito en el que va mi inseparable i-pod (gracias, mamá!), últimamente uno de mis libros de Stieg Larsson (por cierto, en el último viaje me enteré de que pesa 1 kilazo!! Millenium siempre en la mano en caso de peso de maleta ajustado :)), y, por supuesto, una chaqueta y un pañuelo, independientemente de la época del año en que estemos. ¿Por qué? Porque en las alturas, a l@s señor@s azafat@s y al piloto les ha dado por prepararnos para una futura glaciación (Ice Age 4, ya estoy viendo a la ardilla en el avión con la bellota), y tienen el acuerdo, junto al de los controladores aéreos y las huelgas, de que la temperatura debe ser la mismiiiiíta que la que tienen fuera. El otro día, encima, cuando amablemente le pedí una blanket, o lo que viene siendo, una mantíiita (aún no lo sé en holandés, igual ahí está el secreto, y además, se la vi en el carrito a la tía), me dice la torreta jolandesa que la manta era para otra chica que se estaba congelando.... Y digo yo... ¿qué parte de mi piel de gallina, mis micro pantalones cortos, mi camiseta de tirantito fino (con cierta parte de mi anatomía superior dispuesta para iluminar toda una autopista) y mi derivación vascular (es decir, labios morados, cara pálida pese a venir de España y culo, que no me vas a tocar, frío, fríoooo) te hace pensar que yo estoy con un efecto sauna finlandesa en mi cuerpo? Si ya me dicen a mí que a los jolands tienes que decírselo todo a la cara, ¡¡mamáaaaa!!
Peeeero, lo miraremos por el lado positivo. En clase el otro día aprendí que es bueno pasar frío de verdad, y que creamos tejido adiposo del weno y quemamos el malo... Así que igual tengo que NO llevarme la chaqueta y el foulard y quitar un poquito de grasita visceral en el avión... ¡¡Viva la adaptación al medio!! Tanta PNI y tanta historia.... :)
Bueno, que todo esto venía a que cuando facturo equipaje, no puedo evitar pensar, eso sí, únicamente cuando llego a la cinta, lo que pasaría si la maleta NO sale por donde tiene que salir. Esto está enmascarado por mi observación de la gente que espera las maletas... Viniendo de Lanzarote eran tooodo parejitas jóvenes, algunas con niños, algunas morenas, otras no (pillinesss!!), algunas que dejarán de serlo en cuanto lleguen a casa... La ansiedad aumenta cuando, en los paneles pone que las maletas ya están on the belt, uséase, de camino, y no las ves... Peeero, de repente, salen las primeras maletas, que los trabajadores dejan suave y delicadamente en la cinta (PUMBA, CHOF!, cual onomatopeya de cómic de los 4 Fantásticos o similar). Y tu maleta no sale... y empiezas a pensar: "bueno, pues si no sale, no pasa nada, total, voy a casa de mis padres, champú hay; pasta de dientes, ropa interior tengo que no me la llevé toda...".
Peeeero, sigue sin salir... La he facturado, la chica era un encanto, llevaba medio kilo de más y me lo ha dejado pasar, el vuelo ha salido bien (bueno, el piloto debió estar en Port Aventura hace poco, le gustó el Dragon Khan, y quiere reproducirlo en cada aterrizaje, pero weno) ... Estoy en la cinta correcta, ¿no? MMmmm, en el cartel pone mi número de vuelo, ziziizi... tengo mi i-pod, mi Millenium 3 a punto de acabar y la chaqueta y el pañuelo en el bolso... (mira que a la azafata le he puesto la cara de El Gato con Botas, pero no había manera de sacarle la blanket). La parejita de enfrente no para de hacerse arrumaquitos y están más blancos que los jolands... ¡¡Uy, y empiezo a oír ruidos goldos!! (¡¡CHOF, RECHOF!!) Esa maleta se parece a la mía... uy, no... Anda, la parejita ha cogido la maleta entre beso y beso (¿¿y para qué quieren ropa si no han salido de la habitación!!??) Supongo que hay que asumir que "es lo que hay" y que ese riesgo esta ahí en el momento en que decides facturar y sabes que estarás una hora más en el aeropuerto, pero... (PUMBA! CHOF!) ¡¡Ayyyyy!! ¿Vendrá la mía ya?
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