jueves, 21 de junio de 2012

21 de junio...

... solsticio de verano, el día con más horas del luz del año y... no diremos que sale el sol, pero al menos tenemos 20 grados y no llueve. Eso sí, las sandalias las saqué un día en mayo, y han vuelto a su caja de cartón, snif, snif. Voy a intentar (noooo, intentar no, que entonces se queda en intento), voy a explicar la frivolidad del comentario.
Y no me refiero a este estilo de sandalias...
En Mordor, quicir, en Groningen, el Sol, ese astro alrededor del cual orbitan la Tierra y otros cuantos sumatorios de masa, se deja ver unos 40 días al año... ¡y quizás me estoy pasando! La media de temperatura debe andar sobre los 12 grados (aquí peco de no poseer referencia científica ni wikipedia que lo corrobore, pero no debo ir muy desencaminada, haciendo media de los dos meses de temperaturas bajo cero y los 10 restantes con temperaturas por debajo de 20), y el estado de ánimo es... de cero grados, ni frío ni calor (daría para una disertación sobre la epigenética del calor humano, pero eso ya sería muy pedante para el blog). Cuando hice el máster en Girona, mi lugar de residencia era Madrid. Me partía la caja (amos, me descojonaba) al ver a mis compañeros habitantes de las Crudilands (A.K.A. Holanda, Alemania y Austria) muriéndose en los descansos por sentarse en una silla en el patio cara al sol (no confundir con el himno de cuya época no quiero acordarme) en pleno mes de enero, febrero, o incluso mayo, cuando los 35 grados a las 12 de la mañana nos hacían al resto de habitantes de la Península e islas tomarnos el café con hielo y a la sombra. 

¡Ayyyy, la vida te lo devuelve tooooodo!! Ahora soy yo la que anhelo, deseo, rezo y hasta le hago Reiki,y me falta hacerle la Sundance o el baile de los All Blacks (pincha jiar) a las nubes para que dejen que el Sol salga por una rendija! ¡Dos años y medio sin verano de 5 meses es demasiado! (ahora entiendo lo que les pasa aquí y por qué se amargan...) La semana pasada una crudita de cuyo nombre no quiero tampoco acordarme me dice: "oye, estás muy blanca..." Y yo... "¡anda, y tú muy gorrrdaaaa!" Pero por un extraño mecanismo neocortical (producto de la buena educación de mis padres y profesores y de años de arduo trabajo con pacientes y alumnos) esas palabras sólo rebotaron en mi cerebro y consiguieron sacarme una sonrisa y decirle: "Sí, la verdad es que trabajo mucho" (no hay mejor cosa en Crudiland under de Sea (A.K.A. Holanda) que hacerse la víctima...
This is the gamba-guiri colour...
Siguiendo con la disertación científica, diré que el Sol ha salido en el último mes y medio unos 5 días. Días en los que por circunstancias, me ha tocado estar dando clase de 9 a altas horas de la ifnin o currando enfrente de la pantalla (parte de mi hipótesis recae en el factor de que el blanco de la pantalla desactiva el melanocito, pero eso es para el post-doc, :-)). Lo que aún no me cuadra en mi teoría, conocimientos y empirismo sobre la radiación UV, es cómo la mayoría de los Crudimers tienen un bonito color gamba-a-la-plancha-moreno-Benidorm (léase sin pausas). Porque si en este país se curra de 9 a 5... y cuando yo iba a la playa, por la tarde ya no te ponías  morena apenas (o menos, y eso era con 35 grados, no con 20)... ¿cómo pueden ellos estar morenoooosss? ¿Serán como mi jefa, que viene a currar una media de dos días por semana? (Mmmm... 1, 2, 3, responda otra vez: como mi jefa) Se aceptan sugerencias... Claro, luego somos los españoles los de siesta, tranCUIlo, tranCUIlo (transcripción fonética de su pronunciación) y maniana-maniana. Una de mis estiudents va y me dice el otro día que le dicen sus amigos que como su supervaisor (yo) es española, que se lo tome con calma... Tócate los eggssss... Menos mal que la rubita me defendió y les dijo que no, que curraba mucho (o eso me contó, claro, no me va a decir lo contrario...¡ainsss!).
No hay mucho más que aclarar sobre la frivolidad del principio: quiero 4 estaciones, y no las de las pizzas, sino las de Vivaldi, ¡jooooooooooooo!