miércoles, 9 de noviembre de 2011

viernes, 4 de noviembre de 2011

Los ojos del Guadiana

Ahora sí, ahora no... Así es como me he sentido en este último año, aunque, qué leches, así me he sentido desde que llegué aquí. Y ya vamos camino de los dos años!! Espero y deseo que sea mi Ecuador aquí, que el último año del doctorado sea solo para escribir, y pueda volar a la Tierra Prometida.

En la última semana han pasado muchas cosas. O mejor dicho, no ha pasado absolutamente nada extraordinario, simplemente he reafirmado mi teoría del gran poder de la mente. Unas simples palabras de La Doctora (que no es mi médico, sino mi jefa) hace exactamente 8 días sirvieron para desatar todo un mar de sensaciones, pensamientos y reflexiones.

"El lunes vamos a tener una charla contigo sobre tu primer año de doctorado (para los que no lo sepáis, cambié de departamento en noviembre del año pasado, y la cuenta atrás se puso de nuevo a cero) y queríamos hablar contigo sobre el tiempo que pasas outdoors (en castellano, fuera de la oficina, pero vamos, que traducido es como decirte que como tienes vida, a ver qué pasa, que eres un doctorando de m...)." To make a long story short, useasé, para resumir todo lo que pensé después de la mini-charla con mi jefa, en la que hubo momentos estelares como: "El hecho de que tengas derecho a vacaciones no quiere decir que te las puedas coger", desencadenó un maravilloso y estupendo fin de semana de reflexión, conversaciones varias y deliberación (con sus consiguientes ojeras y daño oxidativo sobre mi organismo) sobre si dejar este puto país y mandarles a paseo e irme a la Tierra Prometida o simplemente aguantar el tipo. El resultado fueron 5 A4 con sus puntos sobre por qué estoy aquí, las contradicciones que encuentro cada día en el trabajo, el porqué de mi llegada a Holanda... etc.
Para volver a resumir mi vorágine, el resultado de mi profunda deliberación y pocas horas de sueño fue que estoy aquí para tener un título y poder seguir dando clases con un poco más de base, contribuir a la comunidad científica/de la salud (aunque al final te das cuenta de que el mundo académico se resume en ver quién la tiene más grande (las publicaciones, quiero decir, pero al fin y al cabo, todo es lo mismo)), y volver a España a seguir dedicandome a ello, con sus viajecitos para impartir dichos cursos. Igual me estoy montando el cuento de la Lechera, pero en mi deliberación ya pensaba que podría volverme a España al día siguiente (si la conversación llegaba a esos tintes) y con los cursos que van saliendo, vivir perfectamente en mi casita del noreste de Madriz (jijijiji) e ir organizándome para currar con pacientela un día o dos por semana. Y escalar, escalar, escalar... La verdad, el sueño daba un poquito de vértigo siendo ipso facto, pero es que es lo que quiero y por lo que estoy aquí. Si se iban a cuestionar los medios que me iban a hacer llegar a mi modus de vida deseado, así que... qué hacía aquí si eso iba a desaparecer?

Total, que llegada la ansiada/temida conversación se habló absolutamente de todo, de las cosas que podemos mejorar entre todos, de los malentendidos, de objetivos, vacaciones y días en España, todo queda aclarado tras dos pedazo de cacho de trozo de horas hablando, y yo sigo aquí por otros tres años en nómina. Yupi. Qué contenta estoy. Viva, coma, viva, coma, viva, exclamación.

Pues no, no estoy super feliz, y eso es lo que me asusta. Me asusta ver que llevo toda la semana super motivada currando, pero que hoy no me concentro. Me asusta levantarme por la mañana intranquila porque tengo muchímmo que hacer. Me asusta que mi jefe me diga que espera que yo sepa más que él. Me asustan las expectativas de la gente. No me gusta escalar en plástico y que la gente me mire. No me gusta que me controlen. Me gusta levantarme y tomarme un café mientras miro el correo y enciendo la radio. Me gusta pensar en dónde voy a escalar el fin de semana y qué vías voy a probar. Me gusta pensar quién va a venir. Me gusta pasear por Madrid. Me gusta correr por el campo en una mañana soleada de invierno. Me gusta estar morena todo el año. Me gusta tomar vino y nueces de macadamia en la cocina con mi madre mientras mi padre cocina. Me gusta dormir en mi casa de Daganzo y no abrazar los cojines todas las noches. Me gustan los besos. Me gusta que mi madre me enseñe sus últimas adquisiciones tecnológicas. Me gustan las cenas al aire libre cocinando en el campingaz. Me gusta viajar porque quiero, no porque debo. Me gusta descubrir que subiendo los pies y alargando la mano aparece un canto justo cuando piensas que te vas a caer. Me gusta dar clases. Me gusta despertarme contigo. Me gusta empezar de vino y acabar con mojito(s). Me gusta que los alumnos me abracen al acabar el curso. Me gusta ir al teatro. Me gusta empezar con una caña y arreglar el mundo. Me gusta llegar a casa de mis padres y saber que tocan abrazos y besos de verdad. Me gustan las sorpresas. Me gusta que me abraces antes de mimir. Me gustan las cenas con vino y muchas cosas para compartir. Me gusta hacer la broma sobre las cartas que mi padre escribía cuando era pequeño. Me gusta cocinar. Me gusta hablar sobre mis sentimientos. Me gusta reír y reír hasta que me duela la tripa. Me gusta planear viajes. Me gustan los "porquesís". Me gusta ir en la furgo y cogerte la mano y quedarme dormidita. Me gustan los desayunos al Sol. Me gusta que me cuentes cómo estás. Me gusta pedir diferentes postres y compartirlos entre todos. Me gusta poder elegir.

Lo mejor de todo, que ese día, llegará.
Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar”- Paulo Coelho

domingo, 4 de septiembre de 2011

jueves, 25 de agosto de 2011

Cuando menos te lo esperas...

Hoy ha amanecido gris, como suele ser habitual en este verano, que no es verano ni es ná. Es más bien una "primavera que no llega". Ayer tuvimos una conversación en la que me preguntaban si en España hablábamos del tiempo. La verdad es que la incultura en este país es muuuy grande. "No, mira, la verdad es que del tiempo no se habla, miramos a ver si hay un pájaro que vuela bajo para coger el taparrabos de verano o el de muy verano, pero nada más". Es que si lo piensas seriamente, estos cruditos tienen una incultura similar a los de la Yankeeland... Pero no se les puede echar la culpa, la verdad es que son como los burricos, miran p'alante y no ven lo que hay a su alrededor.

Tengo que dejarlo claro, voy a realizar la constatación de un hecho: NO ME GUSTA este país. Una se adapta, incluso hay hasta días que piensas que te lo has pasado súper bien y que te has integrado en la sociedad: un buen día en el trabajo, rocódromo, una cena en buena compañía... Pero no, no tienen ni idea de lo que es vivir, de lo que son los pequeños placeres de la vida, esas pequeñas-grandes cosas que hacen que un momento se impregne en el cerebro asociado a cosas positivas, que te haga sonreír cuando lo revivas, o simplemente, que haga que las endorfinas (momento pedante del post) suban a un nivel más que aceptable.

No contemplan el cenar en compañía más de 20 minutos. Se cocina algo rápido y ale. Si te invitan a casa es para cenar çon el objetivo de luego hacer algo. Amos, que todo tiene que tener un objetivo en la vida. Luego tontos, lo que se dice tontos, no son, que cuando vienen a casa, bien que les gusta que les hagas el pisto, los entrantes, los pre-entrantes, se ventilen varias botellas de vino, y luego... "ooooh, postre!! Y más postre!!" "qué bien!". Claro, que con lo mal que se alimentan ya entiendo yo bien que lleguen a casa y arrasen. Por lo general, al final invito a casa más a "extranjeros" que a holandeses... Por qué será... No hablemos de ir a un restaurante: platos por separado y eso de compartir... De verdad de la buena, que te miran mal!! Si propones algo así como:  "mmm, pues podíamos compartir varios primeros, que tienen muy buena pinta..." Y de repente suena el típico sonido de la noche con los grillos y chicharras "cri-cri, cri-cri". Y no me ha pasado ni una ni dos, sino varias veces! Ains!

Pero en el fondo, es un proyecto de vida por lo que estoy aquí, así que hay que hacerlo lo más agradable posible y ver el lado positivo de la laif...

No tengo una gran inspiración, pero me apetecía volver al blog. El caso es que ha salido el sol, nada más, creo que eso lo dice todo. Cuando menos te lo esperas, sale el Sol :)

miércoles, 26 de enero de 2011

Un añito más...

Miércoles, 26 de enero de 2011. Jo, cuando llegué, hace ya más de un año, estaba Groningen todo blanquito. Ahora parece que el Sol quiere salir, pero no hemos visto la nieve desde diciembre, que cayó una buena y pensé para mis adentros: el principio de 4 meses de hielo y nieve, y temperaturas negativas, ¡¡apriétense los machos!!! Como dijo el padre del difunto JFK (supongo que también difunto, dicho sea todo, aunque supongo que no de la misma dramática manera...) 'when the going gets tough, the tough get going'... amos, en cristiano, 'cuando la cosa se pone fea, los tíos duros tiran p'alante' (la verdad es que el juego de palabras es más chulo en el idioma de Chéspir (o Shakespeare para los más eruditos), pero queda mucho más clarito en el de Cervantes... Cada uno con lo suyo, igual que no me imagino yo a Don Quijote subido en su Rocinante y arremetiendo contra los molinos en el inglés de 'La vida de Brian'... En fin, que vuelvo de Úbeda y sus cerros, donde normalmente me voy cuando escribo... y me remonto a mi pobre cochecito, recientemente bautizado como Tomauto como juego de palabras entre 'tomato' y 'auto' en el idioma crudense... (sí, no es super mega ocurrente, pero no está mal, ¡¡¡jooooo!!) 

Resulta que me fui a pasar las vacaciones de Navidad a Espein (lo de las 6 horas en el aeropuerto por culpa de los retrasos, la supuesta nieve y p... en vinagre no merecerá la pena ni comentarlo, y encima debo honorar a easyjet porque nos dio un vale de 5.95 euros para cenar en los restaurantes del aeropuerto, donde una ensalada de lechuga y algo de color ya te vale 7 pavos...). Mi amado Seat Ibiza se quedó en un parking que hay al ladico de mi casa, bien aparcadito él, tranquilito, descansando...
Tras 3 semanas sin moverlo (no lo cojo para ir a trabajar, así que se pasa bastante tiempo quietito) decidí que era el momento, ya que llovía y quería ir a entrenar sobre el plástico tras haber ejcalado en roca (snif, snif, ahora que le estaba cogiendo el puntillo de nuevo... Buaaaaaaaaaaaaa!!!) y lo de mojarme cuando la temperatura exterior es de uno o dos grados, pues no lo llevo bien, mire usted. ¡Ay!, si es que es dolorosíiiiiiiiisimo de comentar, ¡¡jo!! Metes la llave en el contacto, la giras, y no ocurre... nada!!!! Tooodas las lucecitas que ni sabía que existían, se quedaban encendidas, y la radio no iba, el reloj tampoco, la temperatura exterior (ésa ni falta que hace, que generalmente es deprimente cuando lees en el accuweather (maldito invento), Madrid 10 grados, realfeel 15... o lo que es peor, Murcia 15 grados, sensación térmica 20... ¡grrr! Aquí si pasamos a las dos cifras en invierno es para los negativos, (¡buaaaaaaaaaaaaaaaa!! (bis)). Así que me tocó ir en bici, en modo contrarreloj Induráin (para los más jóvenes hablaremos de Contador o Armstrong, pero la frase es la misma) para no llegar tarde. Es curioso como a las 6 de la tarde (ya de noche, por supuesto, ¡dónde vamos a parar!) con un frío de la milk, y con unas cuantas capas al puro estilo cebollita, el cuerpo humano es capaz de terminar sudandito en 20 minutitos de nada. Amos, que es el perfecto calentamiento para unas horitas de climbing... Lo de la vuelta a casa ya es un poco menos gracioso, pero al menos llegas a tu casita, con tu super calefacción, te pones tu pijamita, tu cenita, la musiquita, las velitas... y te acuerdas de tu pobre Tomauto en el garaje, ¡ains!! 
Mi tomauto, pero el mío con 5 puertas :)
Menos mal que gracias a las redes sociales (¡qué frase más bonita, oiga!) vino un crudito a ayudarme al día siguiente a ponerlo en marcha, con el coche de la churri y las pinzas para la batería. La moi, que estaba con una amiga en casa tomando un té calentito, bajó en pijama y nos fuimos las dos a dar una vuelta por el ring (la Groningen-30, para entendernos) tras arrancarlo, al más puro estilo maruja. ¡Como para que me hubiera parado la policía!! Coche español, maruja en pijama, y la de al lado de la Gran Bretaña... Y yo sin el DNI ni ná... Digo yo que pinta de terrorista no tengo, pero como aquí son de los que se piensan que Europa empieza en los Pirineos, pues a lo mejor algo así como inmigrante ilegal, llegada desde África... La gran frase fue, no sé si ya lo había comentado, en un restaurante con una amiga de las espeins también, cuando nos dice una crudita: '¿sois francesas?' Y nosotras, 'pues mira no, españolas'. Y nos dice: 'Ah, pensé que érais europeas...' Y se fue, he de reconocer, impune. La verdad es que nuestra cara debía ser algo así, como de completo flipamiento, y no fuimos capaz de reaccionar. Otro comentario estrella fue el de la secre de mi antiguo departamento, que me viene un día todo preocupada ella, y me pregunta si mis padres y mi familia y amigos están bien, y económicamente no tienen problemas, dada la horrible situación en España, en que la gente está viviendo en la calle, y todo el mundo está sin empleo. Claro, ahí no pude por menos que decir que el señor Ruiz y la señora Núñez están muy felices en su graaaaaaaaaaaaaaaan casa, jubiladicos ellos (en aquel momento no, pero a punto), mi familia, pues mira, no les va mal económicamente, algunos más, otros menos... y los amigos, pues de todo hay, pero ninguno está durmiendo bajo un puente (claro, en España, con el clima tropical y los camellos, puedes acurrucarte en un momentito, o si no en la arena del desierto...), al menos que yo sepa (tampoco lo permitiría). En fin, además de aguantar comentarios como "la culpa de la crisis en Europa es de España" y cosas así. La verdad es que esto te enseña a lo asquerosos que son los estereotipos, en los que yo misma me he visto reconocida a veces al 'juzgar' a algunos grupos sociales o nacionalidades. Todo en la vida vuelve, pequeña!!

Pero no todo es criticar. Hablando de nacionalidades, este fin de semana estuve cenando en casa de una amiga, donde conocí a dos chicas de Kenia. Pues qué bonito, pensará algun@, yo tengo un tío en Alcalá. Lo interesante y para mi flipante, es cuando contaban cosas de su infancia. Una de ellas era 'capitalina', amos, del mismo Nairobi, y su madre la mandó al internado, a tomar por c... para que se "hiciera una mujer de provecho".  En la ciudad eran relativamente pobres, pero tenían agua corriente. En el internado tenía que caminar 10 km todos los días para ir a por agua, con un cántaro de 20 litros en la cabeza. La chica, que por aquel entonces, no había llevado agua en su vida; no mantenía el equilibrio las primeras veces, y se le caía la mitad en los 10 km de vuelta. Esto sumado a que la llamaban 'flojita' porque encima no tenía las manos curtidas. Luego les daban de comer una comida no de lo más rica y sabrosa, y la chica debió llegar a ver a su madre (2 veces al año, si no recuerdo mal), hecha un esqueletito porque no comía mucho. Mami claro, se preocupó mucho mucho mucho, y la chica decidió que esto no le iba a vencer, y la siguiente vez volvió más goldita que nunca :). Ah! Ni que decir tiene que la otra, que no era capitalina, hacía eso todos los días, y ambas cuidaban, desde los 7-8 años, a los hermanos menores como si fueran madres. Fue una cena muy chula, teniendo en cuenta, para el que no lo sepa, que parte de mi investigación y mi trabajo, se basa en las poblaciones de cazadores-recolectores en el mundo, en cómo estamos preparados para vivir social y físicamente, la comida... Lo curioso es que uno de los que estaban en la cena era un holandés que se dedicaba a fichar y ser mánager de atletas keniatas. Mi pregunta tonta es si a un chaval que hace un mínimo de 20 km al día (hablamos sólo de caminar a por agua, no hablamos de ir al cole (la otra chica tenía el cole a 15 km de casa, creo), o de ir a por comida al súper de.... el pueblo de al lado?) le quedan ganas para entrenar o hacer más deporte extra. La contestación del crudito es que es una de las pocas maneras de salir de la pobreza, pero también me surge la duda de hasta qué punto la pobreza de allí es tal o no (no hablo de los pobrecicos que se mueren de verdad de hambre, que no se me malinterprete). Cuando las chicas hablaban de su infancia, cuidadas por tías, herman@s, prim@s, comiendo en una gran mesa compartiendo comida en plan banquete una o dos veces al día, me planteo si, si no conoces el mundo occidental, si quieres venir a él. Yo sería feliz con mi huertito, mi escalada, mi montaña, y comiendo un par de veces al día con gente a la que quiero pensando "a ver qué han cazado hoy en la tienda" o "qué pescadito había hoy". Pero igual no estoy siendo realista y el no disponer de un médico al lado me asustaría...
Los peques de Kenia















Bueno, a lo mejor en un futuro puedo saber lo que es, ¿¿quién sabe?? :)